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Precursor de Jesús y el más grande de los profetas y de los nacidos de mujer, según el testimonio de Jesús (Lc. 7.28)
Su nacimiento y su infancia quedan reflejados en Lucas 1 y 2. Y su actuación como precursor en los cuatro textos evangélicos: Mc. 1. 1-6; Mt. 3. 1-6; Lc. 3. 1-6; comienza en el desierto y termina en la prisión en la que fue decapitado. El contenido de su anuncio es claro: Jn 1. 19-28; Mt. 3. 7-20; Lc. 3. 7-9. Y sus referencias a Jesús lo son más: Mt. 3. 13-17; Lc. 3. 2-5; Jn. 1. 29-34.
La muerte sufrida por condenar el adulterio de Herodes (Mc. 6. 17-29 y Lc. 7. 18-30) sería el colofón de su breve paso por la tierra, cumpliendo la misión recibida de la Providencia.
La devoción de la Iglesia por esta figura bíblica se mantuvo permanente y su dimensión cristocéntrica fue siempre singularmente emotiva y referencial para valores de fe, de penitencia, de conversión y de preparación para la llegada del Señor. Se puede mirar a Juan como el último de los grandes Profetas de Israel y el primero de los más fieles discípulos y apóstoles del Evangelio.
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